La preeminencia de un sistema patriarcal con visión adulto céntrica, que discrimina, excluye y subvalora a la población joven, ha generado que ellos y ellas asuman el desafío de erradicar este sistema, promoviendo mayor equidad y ejercicio de sus derechos. Sin mordazas, las y los jóvenes han puesto en la agenda pública problemáticas estructurales, como el de la violencia, para detenerla a través de la movilización y articulación con sus pares, con expresiones de resistencia e interpelación en redes sociales y espacios físicos. El arte tiene la cualidad de integrar a jóvenes con voces diversas, con el objetivo de contribuir al cambio de imaginarios sociales discriminatorios y excluyentes, desde la creatividad, emotividad y energía transformadora. Las y los jóvenes tienen su agenda política y han elaborado propuestas para garantizar su acceso a la salud, educación y al trabajo, cuidar el medio ambiente y lograr la visibilización y el reconocimiento de su actoría, como aporte al desarrollo social y a la construcción de una cultura de paz. Las y los jóvenes de las diversidades y disidencias sexuales, como una prioridad en su agenda política, demandan el ejercicio de sus derechos sin ningún tipo de discriminación, orientada a la alcanzar una sociedad libre de expresiones homofóbicas.