Los derechos y las oportunidades solo pueden vivirse plenamente cuando se reconoce que el bienestar de una sociedad depende de la corresponsabilidad en el trabajo de cuidados; al distribuirlos de manera justa entre todas las personas, familias, comunidades e instituciones, se abren verdaderas oportunidades para que cada individuo, sin importar su género, pueda desarrollarse en igualdad de condiciones haciendo un verdadero ejercicio de sus derechos